marzo 12, 2008
¿Cómo puedo hacerte entender?
¿Cómo te puedo explicar el ardor que me quema por dentro? No entiendes que la razón es algo de lo cual carezco en este momento ¿diplomacia? ¡Mis bolas! No puedes querer llegar y saludarme así como si nada y preguntar: ¿cómo estás? ¿qué haces? No mujercita, estoy en mi pleno derecho de estar resentido, no hacia tu persona, resentido a la situación de ya poder tenerte entre mis brazos y colmarte de besos. No te deseo mal alguno, pero en tu cabecita no entra según veo la idea de que no quiero saber nada de ti, pues por si no lo sabes me altera y me afecta tu existencia misma, al saber de ti me encuentro encerrado otra vez en esa cueva dónde me refugio porque al salir creo que te veré, si sé que te esta yendo mal me entristeceré por no poder hacer nada y por no compartir tu sufrir conmigo, si se que te va bien, me dará pena y frustración que no estés pasando esos buenos ratos y éxitos en mi compañía. No quiero saber de ti, tenía la ilusión falsa de que ya no vivías aquí, creí que estabas lejos, y de repente en la red apareces en la madrugada queriendo saludar como el lechero saluda a los vecinos ¡no! Y luego tengo una borrachera muy sabrosa pero al salir de mi casa ahí estás tú ¡coño! ¿Que hacías ahí? ¡no vives por aquí! Y sólo por impulso vocifero con todo mi enojo: ¡Peor no puede ser! Ya ni siquiera puedo salir de mi casa a comprar unos putos cigarros sin que me salgas de la nada, y tu te quedas parada y dices mientras me alejo a la tienda ¡No te vine a ver a ti! Cómo si me importara por enésima vez tus pinches actividades en la actualidad ¡Joder, con una chingada! Sé que nunca desaparecerás de mi vida, al menos no de mi memoria, pero solamente me trae paz y tranquilidad el no verte, y tal vez así, sólo así, quedaras registrada en mi corazón y cabeza como un bonito recuerdo, una bella imagen que con el tiempo pensaré que fue producto de mi imaginación, que nunca exististe…
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