febrero 24, 2010

Consuelo para un amigo


Tenía un amigo desecho del corazón, por cuestiones de amor, y estúpidamente tuve la idea de que hablara contigo para que, siendo tú mujer, viera las cosas desde una perspectiva distinta a la mía o a la de cualquier hombre. Te dije que le invitaras un café, que hablaran, que se desahogara, más no que terminaran fajando. Está bien, me los merezco por pendejo, pero no me chingues ¿qué parte de conversar confundiste con agasajar? No mames, en verdad.

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