febrero 18, 2010

Me dejaste bien usado





Bueno ¡Ajá, sí! Vienes de vacaciones y te conozco, dices que te han hablado muy bien de mí, que crees que soy un chico increíble y más cosas. Lo peor de todo es que yo me la creo y me dejo llevar. Dicen que nunca hay que creer en las rubias de labios delgados, pero aún así te creo todo. Trato de ligarte, me enamoro de ti y ¡zas! Te tengo una noche entre mis brazos, te hago el amor, lo que se llama hacer el amor (para mí no fue sólo sexo), y ¡pum! Al otro día tú como si nada hubiera pasado ¡chingada madre! ¡Claro que pasó! Y simplemente los siguientes días me dejas de pelar. Al poco tiempo me entero que fue un ajuste de cuentas, claro, tuyo, y que no te importó llevarme entre las patas (y entre tus piernas, claro). Yo sintiéndome usado, el wey más idiota del mundo, y sintiendo latir mi corazón por ti. Qué bueno que por ardilla te vengaste y consumaste tu sed de revancha. Yo, como afectado, sólo puedo decir una cosa: ¡Que ricas saben tus tetas!

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